1 Piensa en muchos conceptos para tu revista. Antes de empezar a construir
tu imperio editorial, tienes que crear algo. Si no tienes nada aún, consigue a
un amigo confiable que te ayude a pensar en ideas para la revista. Pregunta
cosas como[1]:
·
¿Cuál será el tema
de la revista? Concéntrate en temas que te gusten y conozcas bien, ya sea
deportes, moda, computadores o redes sociales. Si creas una revista basada en
tus pasiones, harás que sea más atractiva, relevante y útil para los lectores
que si te basaras en un tema desconocido para ti.
·
¿Quién será el
público objetivo? Esto te ayudará a concentrarte en tus posibilidades. Por
ejemplo, si decides escribir sobre la moda, el público tendrá un impacto
significativo en el estilo y la esencia de la revista, además de los ingresos
posibles por la publicidad. Por ejemplo, si el público objetivo son los
adolescentes, tendrás que adaptar el texto, el contenido, el logotipo y el
esquema de colores de una manera muy diferente a que si el público fueran los
hombres de más de 40 años o las personas con género neutro de entre 20 y 30
años. Determina la edad, el género, el nivel de ingresos, la ubicación
geográfica y el nivel educativo del público objetivo.
·
¿Cuál será la
importancia de la revista? A pesar de que es una pregunta extraña, tendrás que
decidir si quieres que tu revista sea una autoridad en un tema (tal como cocina
o moda) o una publicación ligera y con chismes.
2 Define el contenido. Tendrás que emplear tiempo,
esfuerzo y dinero para hacer que las personas lean tu revista. Llega a un
público que tenga una necesidad constante para asegurarte de captar su atención
cuando empiece a leer.[2]
·
Por ejemplo,
considera el tema de la compra de bienes raíces. Existen tres grupos de
personas a los que puedes llegar con una revista: el comprador, el vendedor y
el agente inmobiliario. Sin embargo, solo uno de estos tres grupos tiene el
potencial de proporcionar clientes recurrentes, que en este caso se trata de
los agentes inmobiliarios. Por lo tanto, la mejor opción para tener una
clientela recurrente es elegir al grupo de los agentes inmobiliarios, a menos
que optes por un grupo de compradores y vendedores que inviertan activamente en
bienes raíces (el cual es un mercado completamente diferente).
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